5. Participación del alumnado

5. Participación del alumnado

En este apartado se recogen las vías de participación e involucración del alumnado en la vida del centro. Es por ello un apartado de gran importancia, por lo que consideramos que muchos aspectos podrían haberse especificado algo más, especialmente en lo que al papel del delegado de clase se refiere. Analizamos a continuación estos aspectos punto por punto.

- Sobre la junta de delegados y delegadas de alumnos. El ROF recoge la opción de que se creen comisiones específicas para actividades dentro de ellas. Además, de estas, y teniendo en cuenta el perfil del centro, se podría sugerir la creación de una comisión de apoyo al ATAL que acuda al centro: un comité de alumnos-tutores, voluntarios, que sirvan de punto de referencia para los alumnos que reciben la ayuda de este ATAL. Esta medida de creación de alumnos-tutores es utilizada a menudo por los ATAL del centro con esta función, pero no están coordinados en comisiones: la creación de algo así daría la posibilidad de formar un grupo más cohesionado, en el que se pudieran hacer reuniones, compartir ideas… y la experiencia de los alumnos que hicieran esta labor no se perdería. Este grupo podría estar regulado dentro del Plan de Convivencia, pero gestionado a través de esta junta de delegados.

- El papel del delegado de clase queda relegado a una suerte de puente entre el profesor y los alumnos, y no estamos del todo de acuerdo con esta visión de su rol. Proponemos, para solucionarlo, que el cargo de delegado dentro de grupo se divida según funciones (delegado de proyectos, delegado de asuntos de estudios, delegado de actividades extraescolares…), de forma que las responsabilidades se puedan delimitar más claramente. Por poner un ejemplo, un supuesto delegado de estudios se responsabilizaría de tareas como coordinar con los profesores los horarios para los exámenes; el de comunicaciones sería el referente al que el profesor podría pasar los materiales que use y él se encargaría de pasárselos a los compañeros, y viceversa. De esta manera, se descarga  de responsabilidades que ocupan mucho tiempo pero son sencillas al profesorado y, al mismo tiempo, se permite que un mayor número de alumnos pueda participar de la vida en el centro más allá de las clases. Los diferentes delegados especializados (por llamarlos de alguna manera) del mismo nivel y diferentes líneas podrían formar pequeñas comisiones, y estas se pasarían al delegado responsable, que sería el encargado de gestionarlas. Esto se puede poner fácilmente en relación con una de las funciones que el D.327/2010 recoge como propias del delegado de clase, a saber, la de fomentar la convivencia entre los alumnos/as de su grupo, función muy importante, pero difícil de llevar a cabo por una sola persona: entre un pequeño grupo, en cambio, sería mucho más fácil.
Opinamos también que el plazo para la elección del delegado debe ajustarse a las necesidades del grupo: si es un grupo en el que los alumnos aún no se conocen demasiado, realizar la elección en el primer mes puede ser algo precipitado. Dado que la ley obliga a ello, podría especificarse que se hiciera a finales de mes.

-En cuanto al cese del delegado, y aunque parezca extremo, consideramos que debería añadirse la condición de que éste debe cesar del cargo en caso de que incumpla de forma reiterada con la normativa del centro, además de las demás razones para el cese expuestas en el ROF.

- Normas organizativas y funcionales del alumnado. Este apartado está muy detallado en nuestro ROF, lo cual nos parece muy positivo: recoge muy específicamente las normas de entrada y salidas del centro y de las aulas, los usos de los espacios comunes… En concreto, la idea de dar un carné a los alumnos que sólo tengan que ir a clase unas horas, para permitirles salir en el resto, o a aquellos que sean mayores de edad y pueden salir cuando lo desean, nos parece una medida muy original con la cual solventar un problema que, organizativamente, podría ser bastante molesto.

- De la libertad de expresión del alumnado. Nos parece muy positivo que se haya incluido un apartado en el que se recoja específicamente un punto tan importante como es este, aunque da la impresión de que la redacción del mismo ha sido algo precipitada: probablemente “formas de expresión del alumnado”, sin ser tan llamativo, estaría más en la línea de los contenidos que transmite este apartado, e incluirlo en el índice del ROF, al igual que el resto de apartados, sería también necesario.