Comunidad de aprendizaje

Información sobre comunidades de aprendizaje: es.slideshare.net/k1l1m1/qu-son-las-comunidades-de-aprendizaje-y-cmo?next_slideshow=1

El proyecto piloto de comunidades de aprendizaje es la iniciativa de Ramón Flecha, catedrático de sociología y fundador del centro de investigación CREA y miembro de numerosos proyectos entre ellos INCLUD-ED y IMPACT-EV. Las comunidades de aprendizaje surgen como una respuesta al nuevo paradigma de la sociedad del conocimiento establecido como consecuencia de la globalización, la diversidad cultural, la sociedad de la información y de la comunicación y del creciente uso de las nuevas tecnologías TIC.

El espíritu de las comunidades de aprendizaje es abandonar la metodología tradicional de enseñanza y hacer de las escuelas un centro educativo y cultural donde todos los participantes: alumnos, familias, profesores, administrativos... intercambian conocimientos a modo de software libre. En otras palabras, se intenta crear un banco común del conocimiento a través de reflexiones críticas y de la construcción de conocimiento. De esta forma, se pierde la estructura jerárquica profesor-alumno y se involucra a todos los miembros de la sociedad a través de un aprendizaje compartido.

Las dos palabras clave que definen a la comunidad de aprendizaje son: interacción y participación de la comunidad. Sin estos conceptos las comunidades de aprendizaje no podrían llevarse a cabo. Se necesita la interacción entre el profesorado y la comunidad, entre los alumnos y la sociedad, entre los alumnos y los profesores, etc. y la involucración de todos ellos para fomentar el diálogo, y a través de consensos, crear normas de convivencia, de implicación y de participación, etc.

Por lo tanto, a través de esta nueva metodología se establecen los orígenes o las causas de los conflictos que se producen en los centros, se llegan a soluciones de estos conflictos de forma consensuada y se atiende a la atención a la diversidad.

En resumen, las comunidades de aprendizaje tratan de abrir los centros a la comunidad y crear un ambiente de participación activa, que aúne los esfuerzos de todos los miembros de la comunidad para fomentar una nueva y mejor manera de adquirir y aprender conocimientos y habilidades. No obstante, la creación de una comunidad de aprendizaje es un desafío de gran envergadura que puede plantear muchas y diversas problemáticas para su establecimiento en un centro.

En primer lugar, para que el proyecto se lleve a cabo se requiere una alta implicación de toda la comunidad, y si somos realistas, eso es algo muy difícil de conseguir por diversos motivos: los familiares, en muchos casos, se quejan de la falta de tiempo para dedicarlo a actividades de este tipo que exigen bastante dedicación, motivación y compromiso. Además en líneas generales, existe una escasa comunicación e implicación de las familias en las dinámicas de los centros.

Hay ya suficientes evidencias que muestran que el proyecto ha tenido especial éxito en algunos centros situados en zonas marginales o pobres, con altas tasas de violencia y absentismo en las aulas. En estas zonas, la mayoría de los familiares tienen una formación profesional baja, pero han intuído que este proyecto puede significar un mejor futuro profesional de sus hijos.

De hecho, testimonios de profesores que han visitado este tipo de centros muestran su sorpresa al comprobar la involucración de la comunidad y el ambiente distendido y favorecedor al aprendizaje compartido que se propicia en ellos.

En segundo lugar, el establecimiento de una comunidad de aprendizaje es un proceso que conlleva tiempo, y este factor corre en contra de la creación de comunidades de aprendizaje, ya que no todos los centros consiguen cumplir los requisitos para unirse al proyecto. A algunos les faltan recursos o infraestructuras necesarias, a otros les falta plantilla fija que esté interesada a largo plazo en el proyecto, por no mencionar los cambios estructurales y legislativos a los que se está enfrentando la educación en los últimos tiempos, y que dificultan que los centros mantegan estos proyectos a largo plazo y de esta dimensión.

Y en tercer lugar, se han encontrado críticas a la forma en que la asociación CREA gestiona la concesión de los certificados de CdA a los centros. Se han alzado muchas veces en contra del "control de calidad" que la asociación CREA lleva a cabo para verificar si los centros que lo deseen cumplen los requisitos para convertirse en centros de CdA. Es más, califican a las CdA como una doctrina cuyas experiencias son muy estricitas y definidas.

En consecuencia, no se les puede conceder el certificado de CdA en muchos centros por no seguir estrcitamente la metodología que establece CREA, en lo referente a actividades, a la formación de comisiones, etc. (dejo adjunto un ppt sobre la organización de las CdA).

En conclusión, las comunidades de aprendizaje son un proyecto pionero que abre la puerta a la educación del futuro donde los principios de inteligencia cultural, de aprendizaje compartido y de construcción de conocimiento estarán a la orden del día. Sin embargo, aún hace falta un proceso de cambio anivel estructural y social para que las comunidades de aprendizaje se conviertan en una realidad asentada en los centros educativos. Es deber del profesorado y de la comunidad crear las condiciones idóneas para favorecer estos procesos de cambio e involucrarse en los mismos.

Por último es necesario que la asociación CREA establezca las características, la organización y el funcionamiento de las CdA, pero no de forma que produzca monopolio sobre ellas. Sino que se introduzcan pautas a seguir para su creación, pero que se deje creatividad y libertad para su establecimiento, puesto que no todos los centros possen las mismas características humanas y sociales, ni los mismos medios y herramientas. Lo importante es el intercambio de conocimientos, no la forma en que se produzca este intercambio.